Las enseñanzas de una gineta a su cría. El rastro del vuelo de una golondrina. Una salamanquesa ante el universo. La fauna proporciona momentos tan únicos como efímeros. Pertrechado con su cámara y grandes dosis de paciencia, el salmantino Mario Cea (1970) imagina instantes que persigue con su objetivo y algo de luz. Sin manipulación posterior, el fotógrafo consigue captar la vida a una velocidad salvaje
1 Una hembra de gineta junto a su cachorro.
2 Uno de los vuelos más rápidos es el de la golondrina común. Para captar su estela, la fotografía está realizada con una técnica a baja velocidad combinando luz continua y luz de flas.
3 Una garduña en busca de alguna presa.
4 Un mochuelo comienza su jornada con las primeras luces de la luna.
5 La rana verde, gran buceadora, deja un rastro de burbujas a su paso.
6 Un bando de estorninos negros se baña en la orilla de una charca a última hora de la tarde.
7 La lechuza común resulta una cazadora implacable gracias a su vuelo limpio y silencioso.
8 El martín pescador surca ríos y arroyos a toda velocidad.
9 Un murciélago común sale de su escondite en una casa abandonada a través de una ventana rota.
10 Esta salamanquesa común se asoma por la ventana de la casa donde habita.
(Fuente: El País)
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