Todos hemos enfrentado diferentes desafíos a lo largo de nuestra vida. Unos más difíciles que otros, todos han exigido nuestras herramientas y fortalezas personales, buscar la ayuda de otros, reconocer y aprender de los errores y, sobre todo, reforzar nuestra autoestima y la confianza en nosotros mismos y en la Divinidad.
Desde muy pequeños hemos enfrentado situaciones que nos paralizan o atemorizan haciéndonos sentir frustrados, desanimados, impotentes y hasta incapaces de solucionarlas. Por ejemplo el rechazo de los amigos, un cambio de colegio, la separación de nuestros padres o un trato agresivo o dominante durante la infancia. Más tarde pueden ser una entrevista de trabajo, una separación, una traición, un fracaso, una pérdida, un cambio de empleo, una mudanza. Situaciones todas que nos exigen sacar lo mejor de nosotros para enfrentarlas de la mejor manera posible.
La buena noticia es que sí podemos manejarlos y superarlos a pesar de que al principio nos sintamos incapaces de hacerlo. Si aprendemos a asumir los cambios y las crisis como algo natural de la vida, viéndolo desde una óptica más amplia y positiva nos permitirán conocernos mejor y se convertirán en una oportunidad para poner en práctica las herramientas esenciales y el conocimiento adquirido para crecer, aprender, transformar y mejorar nuestro estilo de vida.
Claves para lograrlo
Buscar en la memoria. Recordar situaciones del pasado en las que tuvimos que enfrentar algún desafío y que luego logramos superar haciendo uso de las fortalezas esenciales, la experiencia y el valor y la determinación para actuar. De esta manera fortaleceremos nuestra confianza y pensaremos que sí tenemos la capacidad de superar el nuevo reto.
Elaborar una lista de fortalezas. Es importante hacer un inventario personal de nuestras cualidades, valores y experiencia con la práctica de una mirada interior hecha con gentileza, respeto y atención. Así ganaremos la confianza, la fortaleza y el coraje que necesitamos para persistir y seguir adelante.
Enfrentar los miedos. Es muy importante definir a qué le tenemos miedo. Muchas veces sentimos un estado de temor general que se agrava cuando prestamos atención a los comentarios negativos de los demás. Saber exactamente a qué le tememos nos permitirá buscar las herramientas necesarias para superarlo con más facilidad. Tengamos presente que cuando nos dejamos llevar por el miedo nos volvemos negativos y pesimistas y terminamos convertidos en el mayor obstáculo a superar.
Buscar apoyo. Cuando sentimos que la situación que enfrentamos es más grande que nosotros y que no podremos resolverla, es entonces cuando necesitamos la fortaleza y la determinación de buscar el apoyo de otros. Compartir la situación con personas que, por su conocimiento o experiencia, sabemos que pueden animarnos y aportarnos ideas nos ayudará a conseguir la solución.
Mantener una actitud positiva. En lugar de buscar problemas y obstáculos tratemos de resaltar lo positivo de la situación que enfrentamos para apoyarnos en eso y ganar confianza y determinación para actuar. Esperemos siempre lo mejor y trabajemos para conseguirlo. Si mantenemos una buena actitud tendremos la mente serena y clara para reconocer las alternativas y posibilidades que nos conduzcan más fácilmente a la salida.
(Fuente: Estampas)
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