Las plantas son imprescindibles para nuestra vida y para el desarrollo del planeta. Estos organismos descienden de eucariotas autótrofos, células que no necesitan conseguir sustancias del medio para extraer la energía, ya que pueden transformar la energía luminosa, la que nos proporciona el sol, en energía química. Gracias a esta fuente, pueden realizar el proceso de la fotosíntesis, tan necesaria para la liberación de oxígeno y por ende, para nuestra propia existencia.
Dicha forma de vida fue de las primeras en originarse en la Tierra, por lo que, durante millones de años, las plantas han acompañado y coexistido la Historia de nuestro mundo. Sin embargo, no siempre han sido tal y como las conocemos.
El estudio de las plantas terrestres es un tema extenso y vigente. Hoy en día se calcula que existen casi 9 millones de especies de plantas en todo el planeta. Cada una presenta unas características y propiedades que las convierten en únicas. La gran mayoría de estas (aproximadamente 6,5 millones) son de tipo terrestre, pero más de 2 millones de especies son de origen acuático.
Una de las teorías más extendidas y aceptadas es la que afirma que las plantas terrestres evolucionaron a partir de algas verdes entre 500 y 600 millones de años atrás. Suponiendo que esto es correcto, las primeras llegaron al mundo en algún punto del período Ordovícico, durante la era Paleozoica. Estas cubrían las rocas y superficies cercanas a ríos y otras zonas pequeñas formaciones de agua estacional. De forma progresiva, se adaptaron al terreno y empezaron a reproducirse mediante esporas (células sexuales).
La vegetación evolucionó hasta diversificarse y ha reinado durante siglos por todo el planeta. A pesar de que muchos ejemplares y especies de plantas se extinguieron, bien por el factor humano o por el transcurso del tiempo y su ecosistema variante, aún habitan entre nosotros cientos de curiosos y extraños organismos vegetales.
Las criaturas que habitan en la Tierra son verdaderamente insólitas, y muchas parecen que hayan sido transportadas de un cuento de fantasía y ficción. Como prueba, les presentamos algunas de las plantas más extrañas que existen.

Rafflesia arnoldii
Conocida como ‘la flor de la podredumbre’ es una planta que parasita a un tipo de parra en las selvas de Sumatra e Indonesia y es una de las tres flores nacionales de España. Es la flor más grande conocida: puede llegar a un metro de diámetro y pesar 11 kilos. No posee ni hojas, ni tallo, ni raíces, luego no realiza la fotosíntesis, y su olor… mejor mantenerse alejado, de ahí su sobrenombre. Cómo han sido capaces de sobrevivir hasta ahora es un enigma que está sin resolver.

Welwitschia mirabilis
Descubierta en 1859 por el botánico austríaco Friedrich Welwitsch (de ahí su nombre) es endémica del desierto de Namibia y está considerada por algunos como un fósil viviente. Lo más significativo es su longevidad: puede llegar a vivir dos milenios. Solo tiene dos hojas que no dejan de crecer durante toda la vida de la planta, aunque no suelen superar los 15 metros.
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(Fuente: Muy interesante)
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