“¡Yabba-dabba doo!” es una de las frases que han acompañado a generaciones desde la década de 1960. Su autor es el malhumorado Pedro Picapiedra, uno de los protagonistas de la caricatura “Los Picapiedra” (“The Flintstones”) creada por William Hanna y Joseph Barbera, que hoy llega a 60 años de traer a la mesa temas comunes de la sociedad con un toque de comedia.
Para el historietista mexicano Óscar González Loyo, esa capacidad de reflejar situaciones del día a día fue la que llevó a la serie a no solo entretener, sino llevar incluso un mensaje, tocando temas de los que muchas veces no se hablaba.
“¿Quién iba a sacar una logia masónica (Búfalos Mojados) en una caricatura en ese tiempo? O cuando se van al boliche; era una forma de machismo pero funciona como una cachetada porque Vilma le daba la vuelta siempre, puede dar un mensaje en contra del machismo aunque Pedro lo fuera”, opina.
“Los niños veían que Picapiedra era un hombre bravucón y también enojón, pero sabían que estaba mal. Es lo mismo con Los Simpson; Matt Groening nos decía que los hizo para dar un mal ejemplo de lo que no deben hacer los gringos”, señala el creador del cómic “Karmatrón y los Transformables”.
Loyo trabajó para Estados Unidos en el cómic de Los Simpson mientras que en México, a principios de los 90, realizó dos números por semana durante un año de Los Picapiedra con editorial Vid y aunque recuerda que en este último le pagaban muy poco, al ser fan de la serie y saber que le serviría como portafolio, aceptó la propuesta.
“Para mí, Los Picapiedra se adelantaron a su época. Yo los veía desde niño y eran temas caseros con algo de fantasía pero eran muy normales de una familia de clase media baja de Estados Unidos”, comenta.
Protagonizada por Pedro y Vilma Picapiedra, y sus vecinos Pablo y Betty Mármol, seguía a las dos familias (en la edad de piedra) en situaciones desde divertidas hasta tristes. Por ejemplo, en el caso de los Mármol explorando el tema de la infertilidad, razón que los lleva a adoptar a Bamm-Bamm.
(Fuente: elnuevodia.com)
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